Los expertos en meteorología prevén un invierno frío, pero las empresas de gestión de reclamaciones ya están sintiendo el frío tras el vencimiento del plazo de los seguros de protección de pagos (PPI). La bonanza alcanzó su punto álgido en agosto con un enorme aumento de la demanda de indemnizaciones, y los bancos se vieron obligados a efectuar pagos por un total de unos 50.000 millones de libras.

Las reclamaciones del PPI proporcionaron pingües beneficios a las empresas de gestión de reclamaciones, muchas de las cuales ganaron millones de libras y los directores ejecutivos se beneficiaron enormemente. En su apogeo como sector, llegaron a emplear a unas 20.000 personas. La FCA anunció en marzo de 2017 que las reclamaciones de PPI tendrían que cesar a partir del 29 de agosto de 2019, y en julio de 2018 impuso un límite a las comisiones que podían cobrar las empresas de gestión de reclamaciones, lo que significaba que las empresas sólo podían cobrar el 20% más IVA por una reclamación. Aun así, antes de esto, muchas habían cobrado alrededor de un tercio en concepto de comisión e incluso después de que se impusiera el tope, se informó de que algunas burlaban la nueva norma y seguían cobrando sumas más elevadas porque los clientes desconocían cuánto se les debía cobrar. Sin embargo, en abril de 2019, la FCA asumió la función de regulador y esto, combinado con el cese de las reclamaciones por PPI, ha dado paso a una nueva era. ¿Y ahora qué? No cabe duda de que hay resistencia y mucho espíritu emprendedor en el sector de la gestión de reclamaciones, y actualmente se está apuntando a toda una serie de mercados alternativos, entre ellos:  Cuentas bancarias preempaquetadas
 Asesoramiento sobre inversiones
 Asesoramiento sobre transferencias de pensiones
 Protección garantizada de activos (seguro GAP)
 Préstamos de día de pago
 Enfermedad en vacaciones Sin embargo, es poco probable que lo anterior produzca ni de lejos la misma cantidad de ingresos que las cifras del PPI y, por esta razón, se espera que se produzca una marcada contracción de las empresas de gestión de reclamaciones. Se entiende que sólo unas 350 CMC especializadas en servicios financieros han obtenido la autorización de la FCA, en comparación con las casi 700 que estaban activas en el sector anteriormente, y es muy posible que se produzca una nueva reducción del número. Para las que han optado por la autorización, la FCA ha demostrado que está adoptando un enfoque sólido de la regulación y se han producido visitas de sus equipos de supervisión. Los CMC deben mantener ahora una serie de normas, como garantizar la plena comprensión de los clientes, haciéndoles saber los costes en que incurrirán y cómo funciona el proceso. Esto incluye información clara sobre las comisiones y las posibles tasas de rescisión. Además, tienen que conocer sus derechos en virtud del Plan de Compensación de Servicios Financieros y, si no están satisfechos con el servicio que reciben por una reclamación, que pueden reclamar al Defensor del Pueblo Financiero. Mientras tanto, en agosto, la FCA también dejó claro que era necesario mejorar la forma en que algunas CMC anunciaban sus servicios. Las CMC también deben adoptar un enfoque mucho más estricto respecto a dónde obtienen los datos de terceros, y las listas de posibles nuevos clientes potenciales deben someterse a la diligencia debida para garantizar que se han obtenido legalmente. Sin embargo, hay que señalar que el regulador reconoce que las CMC bien gestionadas tienen cabida, aunque a algunos proveedores de servicios financieros les gustaría que desaparecieran por completo. Sin embargo, en una investigación, la FCA descubrió que el 67% de los clientes que habían recurrido a una CMC en los últimos tres años para presentar una reclamación no lo habrían hecho si hubieran tenido que actuar sin ayuda.

Así, la FCA ha reconocido que «muchas CMC desempeñan un papel importante a la hora de ayudar a los consumidores a conseguir una indemnización» y, según Jonathan Davidson, director ejecutivo de supervisión de la FCA:

«Como en muchas cuestiones de regulación, a menudo son unos pocos malos actores los que empañan la reputación de muchos, y nuestro objetivo como regulador es reprimirlos muy duramente».

Para el reducido número de CMC que se atienen a las normas, hay futuro, pero a menos que surja otro gran escándalo de venta indebida, será mucho más comedido.