Los programas de gestión de riesgos no están hechos de procesos que puedas establecer una vez y olvidarte de ellos. Pueden anquilosarse con el tiempo y no reforzar la agilidad y la toma de decisiones de tu organización. Tus prácticas deben reexaminarse y cuestionarse periódicamente. Utiliza estas seis mejores prácticas de gestión de riesgos para reforzar tu programa, elevar su madurez y asegurarte de que tu organización está bien preparada para prosperar en medio de la incertidumbre.
Madura tu programa de gestión de riesgos
Aquí es donde debes buscar agujeros en tus procesos de riesgo y fortificar tu organización contra la fragilidad:
1. Habla el mismo lenguaje de riesgos en toda tu organización. Puede ser fácil para las organizaciones ocupadas y complejas no alinearse en un lenguaje y una metodología comunes para entender el riesgo. Este desajuste de perspectivas puede fomentar, por ejemplo, distintas interpretaciones de los niveles de gravedad, una comprensión fragmentada de las amenazas y nociones vagas sobre quién es responsable de la respuesta y la mitigación. Establece una terminología y una metodología estándar para que sea más fácil comparar los riesgos entre departamentos, comprender el impacto a nivel empresarial y colaborar en las acciones.
2. Establece políticas y procedimientos claros. Las funciones, responsabilidades y políticas ambiguas conducen a la ineficacia operativa y a una mayor vulnerabilidad. La vaguedad también aumenta el riesgo de que nadie sepa cómo actuar en tiempos de crisis. Todos los miembros de tu organización deben comprender claramente sus responsabilidades en materia de gestión de riesgos. Asigna a personas expertas la responsabilidad de las distintas áreas de riesgo. Distribuye la responsabilidad y construye una cultura consciente del riesgo facultando a los empleados de todos los niveles para que participen en la gestión del riesgo.
10 trampas que pueden hundir tu estrategia de gestión de riesgos
- Falta de normalización.
- Políticas poco claras o ausentes.
- Ignorar la experiencia.
- Ausencia de compromiso del liderazgo.
- Silos y escasa colaboración.
- Infrautilizar la tecnología.
- Falta de mecanismos de información.
- Toma de decisiones incoherente.
- Falta de adaptación.
- Mala cultura de la comunicación.
3. Tener un defensor del riesgo. Fomentar una cultura de concienciación sobre los riesgos y una gestión proactiva de los mismos resulta casi imposible sin la plena implicación de los ejecutivos. Designa a altos ejecutivos para que defiendan áreas de riesgo específicas y proporcionen orientación. Su liderazgo no sólo facilita la mitigación eficaz del riesgo, sino que también fomenta un sentido de responsabilidad compartida entre los equipos.
4. Promover la comunicación activa y la colaboración. Una gestión eficaz del riesgo requiere comunicación y colaboración interfuncionales. Fomenta la puesta en común de datos, utiliza visualizaciones de cuadros de mando y emplea informes gráficos para facilitar la comunicación. Una colaboración interfuncional significativa te permite identificar los riesgos emergentes y evaluar las mitigaciones existentes, fomentando la adaptabilidad.
5. Utilizar tecnología específicamente diseñada para gestionar los riesgos. Con el tiempo, todos los programas de riesgos superan a los simples documentos y hojas de cálculo como medio de gestionar y supervisar complejidades cada vez mayores. Protege tu capacidad para evaluar e informar con precisión sobre los riesgos utilizando herramientas específicas -como un RMIS- para realizar un seguimiento de la eficacia de los tratamientos de riesgos y supervisar tu progreso en relación con los indicadores clave de rendimiento (KPI).
6. Establece circuitos de retroalimentación claros para informar y escalar. Crea un proceso bien definido para que los empleados de todos los niveles puedan elevar los posibles riesgos o problemas a los responsables adecuados. Informar y escalar a tiempo es crucial para abordar las amenazas antes de que se conviertan en problemas importantes. Un sistema de información bien estructurado garantiza que los riesgos potenciales se identifiquen y aborden con prontitud en todos los niveles de tu organización.
Convertir las mejores prácticas de gestión de riesgos en apoyo a la toma de decisiones estratégicas
Reexamina periódicamente tu programa utilizando estas mejores prácticas de gestión de riesgos para permitir una mejor toma de decisiones en todos los niveles de la organización. Las mejores prácticas permitirán a tu equipo responder con prontitud y eficacia para mitigar los riesgos potenciales. También te ayudarán a asignar los recursos de forma más eficaz, con el consiguiente ahorro de costes y mejora de la eficacia general. Adoptar las mejores prácticas de gestión de riesgos fomenta la agilidad y la adaptabilidad, dando a tu organización la resistencia necesaria para navegar con éxito por un mundo impredecible.
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