Puede resultar extremadamente difícil determinar con exactitud qué constituye el apetito de riesgo de una empresa y garantizar que se respeta. No es de extrañar que siga siendo uno de los temas más candentes en la gestión de riesgos.
Cómo debe definirse, si va lo suficientemente lejos y si satisface el escrutinio externo -por ejemplo, de las agencias de calificación- son algunos de los aspectos que se están debatiendo. Se está debatiendo cómo debe diseñarse y aplicarse una estrategia eficaz de apetito por el riesgo. Aunque los consejos de administración tienen la responsabilidad última de establecer el apetito de riesgo, muchos gestores de riesgos dirán que es un área en la que quieren más orientación, sobre todo en el mundo post-Brexit.
Ciertamente, fue un alivio que tras el referéndum la economía se mantuviera fuerte, a pesar de los detractores que afirmaban que caería por un precipicio. Pero nadie puede negar que salir de Europa va a suponer un cambio, y esto es especialmente cierto en el sector de los servicios financieros, que es el mayor exportador del Reino Unido y el mayor contribuyente del país. Es muy posible que veamos más volatilidad y los consejos de administración se prepararán ahora para tiempos diferentes. No cabe duda de que estudiarán detenidamente dónde está el apetito por el riesgo y cómo debe adaptarse. El acuerdo que se alcance con la Unión Europea es, por supuesto, sumamente importante, pero éste podría ser el momento de buscar nuevos mercados y adoptar un enfoque más ágil. Y aunque hay optimismo sobre las oportunidades globales, también hay algunas nubes más oscuras en el horizonte. Es posible que algunas oficinas se deslocalicen, lo que podría debilitar la posición de Londres como líder en seguros y banca de inversión. Mientras tanto, en Estados Unidos, la administración Trump sigue causando estragos y un impuesto a la importación podría afectar negativamente al sector de los servicios financieros del Reino Unido. Pero, dado que los servicios financieros son nuestro punto fuerte, es posible que el gobierno responda. Durante muchos años se ha criticado la imposición de normativas europeas restrictivas y la falta de igualdad de condiciones. Esto no quiere decir que se vayan a quitar los grilletes. El Reino Unido está muy regulado y, dada la crisis financiera y los efectos de una regulación poco estricta, está llamado a seguir estándolo. Pero no sabemos si podría haber alguna flexibilización de los requisitos de solvencia, por ejemplo, u otras medidas para mejorar nuestra competitividad. Así pues, hay muchas fuerzas que podrían influir en el apetito de riesgo existente, lo que crea un entorno difícil para el gestor de riesgos. Por eso se recurre cada vez más a soluciones especializadas para controlar la tolerancia al riesgo, y la tecnología desempeña un papel vital. De hecho, si hay mejores controles, las empresas deberían poder asumir más riesgos si es necesario. Los programas informáticos avanzados permiten ahora a los gestores de riesgos crear un marco personalizado y categorizado para establecer el apetito de riesgo y los niveles de tolerancia de cada riesgo, utilizando plantillas propias o estándar. Esto significa que los problemas, como cuando se supera el apetito de riesgo, pueden detectarse pronto y tomarse medidas, por ejemplo, endureciendo la suscripción o ajustando los precios. Se puede asignar la propiedad de todos los riesgos, lo que pone fin a cualquier departamento o persona que intente eludir su responsabilidad. Los gestores de riesgos necesitan información rápida y tangible, tanto cuantitativa como cualitativa, con la que asesorar a sus consejos. Al tener acceso a ella en tiempo real, pueden elaborar informes con contenido, que presenten datos concretos sobre el riesgo y capten los acontecimientos reales. Este enfoque proactivo refleja la forma en que la gestión de riesgos está pasando de producir declaraciones reactivas a tener un enfoque mucho más nítido y convertirse en parte integrante de la estrategia empresarial.