Las organizaciones tienen una elección para la era pospandémica: volver a la normalidad o espabilar y aprender de sus errores. Hacer bien tu plan de respuesta a las crisis es aún más esencial si tienes en cuenta que una crisis rara vez es un acontecimiento aislado. Una crisis -como un problema de salud y seguridad- puede extenderse a la cadena de suministro, la continuidad de la empresa, las relaciones comerciales, la seguridad informática, la productividad de la plantilla y más allá. Si no se controla, este efecto en cascada de la crisis causará estragos con el tiempo. Pero también revelará las fracturas de tensión -funcionales, culturales, operativas- que hicieron frágil a la organización en primer lugar. Estas debilidades son tu punto de partida para fortificar tus defensas, mejorar tu preparación y reforzar tu capacidad de recuperación.
«Nunca nos planteamos la recogida o la entrega en la acera y, sin embargo, aquí estamos, cumpliendo las expectativas de nuestros huéspedes. La velocidad a la que se hacen las cosas es increíble».
Britt Roarx, Director de Riesgos de Propiedad y Accidentes, Texas Roadhouse
Esta pandemia ha ilustrado crudamente la naturaleza entrelazada de los riesgos. Debes tener una visión sin obstáculos y contextual del riesgo en tu organización. Debes ser capaz de ver cada riesgo, cómo se conecta cada uno con otros riesgos y cómo se extiende el impacto al nivel de la empresa. Sencillamente, no puedes darle sentido estando en un silo.
¿Cuál será la próxima gran crisis? El cambio climático encabeza muchas listas. En realidad, el cambio climático podría desencadenar toda una serie de riesgos sistémicos, entre ellos, casualmente, las pandemias. Los científicos informan de que el deshielo de los glaciares podría desencadenar virus ancestrales para los que no tenemos resistencia natural. El cambio climático también podría desencadenar conflictos geográficos por el suministro de agua. Podría provocar sequías que perturbaran la producción de alimentos, sus precios y, en última instancia, la economía mundial. Y podría desencadenar una migración medioambiental a gran escala, exacerbando las tensiones regionales. La buena noticia es que, si la crisis del coronavirus sirve de indicio, las organizaciones son más ágiles de lo que se pensaba. Algunas de las empresas más burocráticas ahondaron en sus raíces empresariales olvidadas hace tiempo para reorientar la producción hacia equipos de protección personal u otros elementos esenciales. Están tomando decisiones y comprometiéndose a actuar a una velocidad sin precedentes, sin echar un segundo vistazo por el retrovisor. Por devastadora que pueda ser una crisis, también puede proporcionarte una hoja de ruta para tu futuro. Ahora sabes qué te frenó, qué ralentizó tu respuesta y qué información habría facilitado las cosas. Todos ellos son puntos que debes visitar y revisar en el camino hacia la resiliencia. Es hora de iniciar tu viaje.
El camino hacia la resiliencia
- Asigna presupuesto para construir proactivamente tu estructura de respuesta a las crisis y de gobernanza.
- Mantén actualizado tu plan de respuesta a las crisis probando y volviendo a probar continuamente.
- Invierte en tecnología de investigación para poder actuar rápidamente con sabiduría e inteligencia.
- Habla a todas las circunscripciones con transparencia e integridad.
- Aplica las lecciones aprendidas para no volver a cometer los mismos errores.
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