Más del 80% de los gestores de riesgos confían en un RMIS para tener una visión clara del riesgo asegurable, impulsar nuevas eficiencias en los procesos y reducir el coste total del riesgo (TCOR). El conocimiento y la inteligencia obtenidos de un RMIS permiten tomar decisiones más informadas y rápidas sobre la administración de siniestros, la gestión de pólizas y mucho más. Aunque aprovechar un RMIS para rastrear y gestionar los riesgos asegurables siempre será fundamental para la gestión de riesgos, eso es sólo la mitad de la historia. La otra cara del riesgo -los sucesos no asegurables- es igualmente importante, y puede golpearte rápido y fuerte si no estás preparado. Piensa en los riesgos que encabezan hoy la agenda de los directores generales: la reputación de la marca, el riesgo de terceros, la estabilidad financiera y la resistencia climática. Estos riesgos suponen amenazas importantes para los ingresos y los beneficios, pero no se reconocen en un SIGR. Para la mayoría de los directivos, el riesgo es el riesgo. Exigen saber cómo se abordan TODOS los riesgos, y hacen preguntas difíciles. ¿Tienes tanta confianza en tus respuestas sobre los riesgos no asegurables como sobre los asegurables?

Amplía tu RMIS hacia la Gestión Integrada de Riesgos

Dentro y fuera de la C-suite, las líneas que separan el riesgo asegurable del no asegurable se están difuminando, y cada vez más organizaciones recurren a la gestión integrada de riesgos como forma de gestionar el riesgo de forma holística. La IRM conecta los puntos entre todos los tipos de riesgo -asegurables y no asegurables, estratégicos y operativos- para que puedas comprender el impacto total de un evento de riesgo en tu negocio. Sin embargo, lanzarse a la gestión integrada de riesgos puede ser un gran paso para dar de golpe. La buena noticia es que si tienes un RMIS bastante sólido, puedes sumergirte fácilmente en las aguas de la GIR. Funciones como los registros de riesgos, las evaluaciones de riesgos, la puntuación de riesgos y los mapas de calor pueden utilizarse para poner los riesgos no asegurables en tu radar. El siguiente paso es crear un proceso coherente para cuantificar el impacto de estos riesgos. Y cuanto más estructurado, mejor, ya que uno de los retos de los riesgos no asegurables es que suelen ser de naturaleza más subjetiva.

Sed de más

Con todos tus riesgos presentes y contabilizados, puedes empezar a ver cómo un único evento de riesgo -como un problema con un proveedor externo- podría afectar a otras áreas de riesgo, como las reclamaciones. Eso es algo poderoso. Ahora piensa en el poder que tendrías si todos tus riesgos estuvieran correctamente identificados, evaluados, correlacionados y gestionados de forma cohesiva en toda la organización. Por fin podrías responder a las preguntas de los directivos y disponer de datos y análisis para ofrecer también tu propia perspectiva. Si ése es el poder que buscas, puede que tu RMIS no sea suficiente.

¿Estás preparado para más potencia de la que puede ofrecerte un RMIS? Descubre aquí cómo puedes llevar tu programa de gestión de riesgos al siguiente nivel.