Silicon Valley Bank (SVB) era una institución financiera bien establecida con 209.000 millones de dólares en activos gestionados (según consta en sus estados financieros de 2022) que se hundió en la insolvencia en cuestión de días. ¿Cómo pudo ocurrir esto tan rápida y repentinamente? La verdad es que no debería haber sido una sorpresa. Debería haber habido múltiples indicadores de alerta temprana que mostraran que esto iba a ser un problema, permitiendo actuar para corregir el rumbo.
¿Qué ha ocurrido?
Se informó de que las inversiones realizadas por el SVB se vieron afectadas negativamente por la subida de los tipos de interés, lo que hizo que el valor de los activos valiera menos de lo que se pagó en un principio. Esto provocó que las personas y organizaciones con dinero depositado en el banco entraran en pánico y solicitaran retiradas masivas. Esto hizo bajar aún más el valor del banco, y éste fue incapaz de satisfacer esas retiradas. Fue considerado insolvente y asumido por la FDIC (Corporación Federal de Seguros de Depósitos) para gestionar el desembolso de los fondos.
Las señales de advertencia estaban ahí
El SVB comprendía su perfil de riesgo, como se detalla en el examen de sus informes anuales de 2020 y 2021. Ambos documentos enumeraban lo siguiente:
Riesgos de mercado y de liquidez
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- Nuestro diferencial de tipos de interés puede disminuir en el futuro. Cualquier reducción importante de nuestro diferencial de tipos de interés podría tener un efecto adverso importante en nuestro negocio, resultados de operaciones o situación financiera.
- El riesgo de liquidez podría mermar nuestra capacidad para financiar operaciones y poner en peligro nuestra situación financiera.
El SVB catalogó estos aspectos como riesgos y era consciente de que podían afectar negativamente a la organización. Además, las instituciones financieras están sujetas a requisitos anuales de pruebas de estrés de valoración, teniendo que realizar bien la DFAST (Prueba de Estrés de Activos Dodd-Frank) o la CCAR (Análisis y Revisión Integral del Capital). Estas pruebas exigen que la organización examine sus activos y haga predicciones sobre lo que ocurre con su valoración en caso de situaciones económicas adversas (por ejemplo, cambios en la renta personal disponible, aumentos de la tasa de desempleo y de los tipos de interés) e informe de los resultados a los reguladores. La disminución de la valoración de los activos debida al aumento de los tipos de interés debería haberse puesto de manifiesto en estas pruebas, exigiendo la actuación del SVB o la orientación sobre la actuación de la Fed.
La prevención era posible
Las instituciones financieras determinan qué riesgos asumir basándose en los límites descritos en sus declaraciones de apetito por el riesgo. Este documento detalla la cantidad aceptable de riesgo que la organización está dispuesta a asumir para lograr sus objetivos estratégicos y es aprobado por la C-suite y el consejo de administración. Los umbrales de riesgo pueden definirse y alinearse con los límites prescritos y utilizarse como indicadores de advertencia para alertar de situaciones adversas. Los indicadores clave de riesgo pueden establecerse para proporcionar mediciones frecuentes y oportunas sobre las condiciones, a fin de proporcionar información sobre posibles infracciones de los umbrales. Identificar métricas que puedan medirse y capturarse fácilmente, e incorporarlas al análisis de riesgos, es de suma importancia. Si SVB hubiera establecido un KRI en torno a los tipos de interés con un indicador de alerta temprana del 1% y un indicador de alerta grave del 2,25%, habría tenido tiempo de tomar medidas para reducir las pérdidas y mejorar la liquidez.
Qué puede esperar ahora el sector financiero
Espera que los requisitos normativos y de información cambien drásticamente en los próximos 18 meses. Las organizaciones van a ser sometidas al microscopio de los examinadores y se les exigirá que aporten pruebas más detalladas que respalden su estabilidad financiera. Es muy probable que los requisitos de información sobre las pruebas de estrés de los activos pasen de ser anuales a semestrales o trimestrales. Un software de cumplimiento actualizado que proporcione una visión única e integrada es imprescindible para gestionar las evaluaciones de riesgo, la recopilación y el seguimiento de KPI/KRI, la alineación del apetito de riesgo y la elaboración de informes internos y externos. Con una visión así, SVB podría seguir en pie.
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