La aplicación de mensajería WhatsApp tiene más de mil millones de usuarios en todo el mundo que envían unos 55.000 millones de mensajes al día. Es gratuita, fácil de usar y no tiene publicidad, así que no es de extrañar que sea tan popular. Está claro que Facebook también vio el potencial, pagando 19.000 millones de dólares por la empresa en 2014. Pero, ¿hay problemas de seguridad y pueden estas enormes cifras significar también que hay un desastre a punto de ocurrir?
Sin duda, muchos gestores de riesgos sabrán que cada vez más empleados utilizan WhatsApp en el trabajo. Cada vez se prefiere más al correo electrónico, por ser más informal y ágil, ya que los usuarios no están encerrados en un ciclo de respuestas e hilos. Encriptación mejorada
Aunque se ha informado de que WhatsApp puede ser un riesgo para la seguridad, la realidad es que se ha mejorado la encriptación. El pasado mes de febrero, lanzó la verificación en dos pasos e incluso ha habido críticas por parte del gobierno de que es demasiado difícil para los servicios de inteligencia acceder a él, como querrían para investigaciones terroristas. Pero, la principal preocupación de los gestores de riesgos es menos la piratería informática y más las conversaciones descuidadas. Esto se ilustró muy claramente el pasado marzo, cuando el banquero Christopher Niehaus fue multado con 37.198 libras por la Autoridad de Conducta Financiera por compartir datos confidenciales de clientes a través de WhatsApp con un amigo: fue la primera acción del regulador relacionada con una aplicación de mensajería. Las filtraciones ocurren
Niehaus era director general de la firma de banca de inversión Jefferies y, en 2016, compartió en numerosas ocasiones información en mensajes sobre sus operaciones comerciales. Se trataba de información confidencial y el amigo en cuestión estaba muy interesado en los detalles, ya que era competidor del cliente del que se hablaba. Niehaus facilitó datos como la comisión que Jefferies cobraría y la naturaleza de la operación. Como puede ocurrir, los mensajes salieron a la luz y el regulador también observó que Niehaus adoptó un tono jactancioso, diciendo que podría pagar su hipoteca si la operación salía adelante. Aunque la FCA afirmó que Niehaus no estaba enviando mensajes para obtener beneficios económicos -parece que estaba presumiendo-, este comportamiento insensato dio lugar a que fuera procesado en virtud del Principio 2 del Código de Buenas Prácticas para Personas Autorizadas, por no actuar con la debida pericia, cuidado y diligencia. Puede que éste haya sido el primer caso de esta naturaleza, pero es poco probable que sea el último, y una de las principales razones por las que la mensajería descuidada es un área tan difícil de controlar es que la gente tiene invariablemente múltiples dispositivos con líneas borrosas entre el trabajo y la vida personal. Varias instituciones financieras, como Goldman Sachs y Deutsche Bank, han prohibido WhatsApp en los dispositivos móviles de trabajo, pero no pueden impedir que sus empleados se comuniquen en los que poseen personalmente. Asumir la responsabilidad
Por tanto, es poco probable que una prohibición tenga éxito. También existe el argumento de que adoptar un enfoque demasiado draconiano puede ser contraproducente, haciendo que los empleados sientan que han vuelto al colegio. Animarles a actuar de forma responsable con todos los medios sociales puede ser una mejor forma de avanzar, y algunas de las áreas que se deben recordar a los empleados son:
- Ten en cuenta que los mensajes pueden filtrarse: también hay que ser precavido con cualquier contenido, tanto si es potencialmente confidencial como si la intención es hacer humor: las bromas pueden resultar contraproducentes.
- Si se vulnera la confidencialidad, el individuo puede enfrentarse a graves consecuencias, incluida la pérdida de su empleo. El regulador se centra cada vez más en el comportamiento de los individuos y quiere ver responsabilidad personal.
- Los usuarios de WhatsApp también deben tener cuidado con las estafas maliciosas y las cartas en cadena, ya que ser engañados por ellas puede suponer el robo de información personal. Un ejemplo reciente parecía proceder del sitio web de Adidas y ofrecer zapatillas gratuitas, pero en realidad estaba controlado por delincuentes que buscaban datos.
Enviar mensajes rápidamente y sin pensar demasiado puede hacer que los empleados incumplan fácilmente las directrices de la empresa. WhatsApp puede ser una herramienta útil en el trabajo, pero conlleva riesgos, por lo que disponer de una política clara puede ser una estrategia útil para minimizarlos.