Todos los equipos de proyecto aspiran al éxito, por lo que cabría suponer que las técnicas de mitigación de riesgos en la gestión de proyectos ocuparían un lugar destacado en la agenda. Sin embargo, sólo un tercio de los equipos de proyecto practican la gestión de riesgos con regularidad. Y algunos afirman que nunca utilizan la gestión de riesgos. Los resultados negativos de un proyecto pueden acarrear consecuencias difíciles. El incumplimiento de los plazos, los excesos presupuestarios o la no consecución de objetivos y expectativas clave crean enormes cargas financieras. Añádele el coste de las ventas perdidas, la reputación dañada y la pérdida de confianza de los consumidores. Con tanto en juego, mitigar el riesgo de un proyecto es un imperativo empresarial y estratégico. Y las organizaciones que emprenden proyectos de alto perfil y a largo plazo pueden ser especialmente vulnerables al descarrilamiento. La buena noticia es que una planificación y mitigación cuidadosas pueden proteger la continuidad, la rentabilidad y el rendimiento de los proyectos o programas de capital. El primer paso es identificar las posibles amenazas para tu proyecto. La falta de recursos, los problemas de seguridad y la ampliación del alcance son riesgos comunes a los que hay que estar atento. A continuación, deberás considerar el posible impacto y la probabilidad de ocurrencia de cada riesgo.
Técnicas probadas de mitigación de riesgos en la gestión de proyectos
Estas técnicas ampliamente adoptadas pueden ayudar a reducir o mitigar el riesgo del proyecto. Y el esfuerzo merece la pena. Prevenir las amenazas o tomar medidas rápidas de mitigación en caso de riesgo puede ser mucho más rentable que lidiar con las consecuencias.
Acepta el riesgo
Algunos riesgos son aceptables -incluso deseables- en determinadas situaciones. Para decidir si las consecuencias de una amenaza son tolerables, piensa en el impacto que ese riesgo podría tener en la consecución de los objetivos de tu proyecto. Busca la colaboración y el compromiso dentro del equipo. Las perspectivas pueden ser diversas, pero ¿comprenden todos los implicados las implicaciones más amplias de aceptar este riesgo? Considera el impacto en los costes de una estrategia de aceptación. ¿Cómo se verán afectados los presupuestos del proyecto? ¿Y cuál podría ser el impacto sobre el calendario y el rendimiento general del proyecto? Si decides aceptar un riesgo, asegúrate de supervisarlo continuamente para reducir cualquier sorpresa no deseada.
Evita el riesgo
Algunos riesgos, como la seguridad, simplemente no merece la pena correrlos. En general, si el coste del riesgo es demasiado elevado, lo mejor es eliminar la amenaza o interrumpir la actividad. Esto puede ayudar a salvaguardar la continuidad del proyecto, reduciendo la posibilidad de interrupciones o resultados perjudiciales. Evitar el riesgo no requiere necesariamente una gran agitación o un cambio de plan. A veces puedes evitar un riesgo aplazando una fase del proyecto hasta que mejoren las condiciones de funcionamiento. Tal vez disponer de fondos o recursos adicionales para aumentar o reducir la escala evite costosos tiempos de inactividad. Con una mirada más profunda, los profesionales de la gestión de riesgos de proyectos pueden determinar cómo evitar resultados adversos.
Controlar el riesgo
Si los riesgos no pueden evitarse, unos controles eficaces ayudarán a minimizar la escala y el alcance de su potencia. Controlar el riesgo puede considerarse como limitar los daños. Estás haciendo esfuerzos proactivos para reducir los impactos negativos. La asunción de riesgos calculada, en la que los gestores de riesgos están equipados con todos los datos y perspectivas que necesitan para tomar decisiones informadas, puede dar resultados positivos. No todos los riesgos son negativos. Aceptar y controlar los riesgos adecuados puede cosechar recompensas a la hora de completar tu proyecto a tiempo, dentro del presupuesto y alineado con la estrategia empresarial.
Transferir el riesgo
La transferencia es una técnica popular de mitigación del riesgo en la gestión de proyectos, orientada a reducir el impacto de las amenazas trasladando el control o la gestión del riesgo a un tercero. Este enfoque no elimina ni cambia el riesgo, simplemente transfiere la responsabilidad financiera a otra persona. La forma más popular de transferir el riesgo es contratar un seguro. Otras técnicas habituales de transferencia en la gestión de riesgos de proyectos son las fianzas de cumplimiento, los contratos a precio fijo o las garantías.
Supervisar el riesgo
La gestión de riesgos de un proyecto es un proceso en evolución. Numerosos factores pueden influir en el tamaño, el estado o el alcance de los riesgos que puedes encontrar a lo largo del ciclo de vida del proyecto. Los riesgos identificados pueden cambiar con el tiempo, y pueden surgir nuevos riesgos de forma inesperada. Es importante llevar un registro de todos los riesgos, su probabilidad de aparición y cómo podrían interactuar. Supervisa y reevalúa constantemente los riesgos -sobre todo los que puedan afectar al coste, el calendario y la finalización con éxito del proyecto- y ajusta tus acciones en consecuencia.
Haz que las técnicas de mitigación de riesgos en la gestión de proyectos sean más fáciles y eficaces
Hacer un seguimiento de todos los riesgos de tu proyecto es un gran trabajo que debe hacerse continuamente. La tecnología puede ayudar. La tecnología de gestión de riesgos de proyectos reúne todos tus datos de riesgos en un solo lugar para darte una visión clara de tus riesgos, el estado, las interconexiones y el impacto potencial en la finalización con éxito de tu proyecto. Te ayuda a ahorrar tiempo y dinero automatizando las tareas y agilizando los flujos de trabajo, al tiempo que reduce tu exposición al riesgo. Eso es algo que las hojas de cálculo no están preparadas para hacer.
Formalizar el uso de técnicas de mitigación de riesgos en la gestión de proyectos puede ayudar a tu equipo a crear resistencia y obtener grandes resultados en tus proyectos de capital.
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