A finales del año pasado se supo que las multas impuestas por la Autoridad de Conducta Financiera habían descendido a su nivel más bajo desde la crisis financiera, lo que, según algunos, demuestra que el regulador tiene dientes y no teme enseñarlos. Pero, ¿es realmente así? Parece que el regulador podría estar preparándose para una nueva embestida contra las empresas de servicios financieros, haciendo especial hincapié en garantizar el cumplimiento de las nuevas normas.
En 2016, la FCA impuso 23 multas por valor de 22,2 millones de libras, una cifra inferior a las 40 de 2015, cuando el total fue de 905 millones de libras. En particular, no se produjeron grandes escándalos como los del mercado de divisas y el amaño de los intereses del Libor, y esta fue una razón clave para el descenso de las multas. El regulador también estuvo muy implicado en el establecimiento de nuevos regímenes que repercutirán este año y en años sucesivos. Y, en particular, aunque las cifras de las multas hayan bajado, sigue habiendo algunos grandes nombres en la línea de fuego. Entre ellos, Aviva, que fue multada con 8,2 millones de libras por una deficiente supervisión de una empresa subcontratada que gestionaba el dinero de los clientes. El intermediario de seguros Towergate fue multado con 2,6 millones de libras por no proteger el dinero de clientes y aseguradoras, mientras que el gestor de patrimonios WH Ireland fue sancionado con una multa de 1,2 millones de libras por no abordar los problemas de abuso de mercado. El regulador ha negado que haya recurrido a tácticas menos rigurosas. En enero, Mark Steward, jefe de ejecución de la FCA, dijo a los abogados de la City en un acto del sector que «no se había vuelto a un toque ligero» y que la FCA no tenía planes de pasar a imponer menos multas cuantiosas. El regulador ha insistido en que no teme intervenir pronto y que se centra tanto en los infractores de la City como en colaborar estrechamente con las asociaciones de consumidores. Los expertos suelen estar de acuerdo en que la FCA es el modelo adecuado. Con la creación de dos organismos reguladores, se pretendía garantizar un sistema en el que la Autoridad de Regulación Prudencial supervisara las cuestiones de solvencia, permitiendo a la FCA concentrarse en los productos y los comportamientos. Y se espera que en 2017 un foco regulador clave sea la lucha contra el blanqueo de dinero, y ésta es un área que los gestores de riesgos deberán tener muy presente en sus agendas. Se sabe que hay varias investigaciones en curso y que la nueva Declaración de Delitos Financieros de la FCA dará lugar a una supervisión más estricta y sustituirá a las recopilaciones de datos ad hoc. El Reglamento sobre Abuso de Mercado es de nueva introducción y sacará a la luz más casos este año mediante el establecimiento de un marco que prohíbe las operaciones con información privilegiada y la revelación ilegal de información privilegiada. Además, se está introduciendo el Régimen de Altos Directivos, que conlleva responsabilidades más onerosas para los supervisores. Ningún regulador es perfecto y la FCA seguirá suscitando críticas, pero está demostrando que actuará en numerosos frentes. Mientras que el LIBOR demostró que se enfrentaría a la City, también está tratando de elevar los estándares del crédito al consumo y afirmando que hay que tratar mejor a los consumidores. Al mismo tiempo, quiere aumentar la conciencia financiera insistiendo en la necesidad de un mejor asesoramiento a todos los niveles. La FSA no respondió con la suficiente antelación a los recelos sobre el PPI y, en su lugar, se vio envuelta en los argumentos de abogados que afirmaban que el producto apenas perjudicaba a los consumidores. Sin embargo, la FCA intervino y, aunque la debacle del PPI está llegando a su fin, ha causado dolor a las instituciones que participaron en su venta. El mensaje para llevar es que la división de aplicación de la FCA no se duerme en los laureles y ciertamente parece probable que 2016 sea una anomalía en términos de un nivel relativamente bajo de multas. El entorno normativo se está endureciendo y ahora es el momento de que los gestores de riesgos se aseguren de que han establecido las defensas adecuadas para evitar ser el blanco de sus ataques en los próximos meses. En cuanto a las multas de 2017, cabe temer que vayan en aumento.