Hay pocas cosas más agradables que recoger las llaves de un coche nuevo, y los planes de contrato personal (PCP) han hecho que sea mucho más fácil conducir un coche deseado que antes parecía fuera de tu alcance.
El aumento de la popularidad de los contratos PCP ha suscitado la preocupación de que los clientes se estén asegurando condiciones de financiación sin hacer demasiadas preguntas, hasta el punto de que algunos predicen que podría ser el próximo gran escándalo financiero. La Autoridad de Conducta Financiera está investigando el sector, y su informe se publicará a principios del año que viene.
La FCA ha dicho: «Nos preocupa que pueda haber falta de transparencia, posibles conflictos de intereses y préstamos irresponsables en el sector de la financiación de automóviles. Llevaremos a cabo un trabajo exploratorio para identificar quién utiliza estos productos y evaluar los procesos de venta, si los productos causan daños y la diligencia debida que las empresas llevan a cabo antes de ofrecer financiación del automóvil». Se trata de un gran mercado, la cantidad prestada para comprar coches nuevos se ha triplicado en los últimos ocho años y ahora supera los 30.000 millones de libras, con gran parte de esta cantidad ligada a pagos mensuales de PCP.
Entonces, ¿dónde están los problemas y qué pueden aprender de ello los gestores de riesgos? Al igual que con el PPI, parece que hay una falta de comprensión por parte del cliente y que no se hacen suficientes comparaciones con planes de financiación alternativos.
Los PCP suelen implicar cuotas mensuales asequibles, normalmente durante tres años, y al final de este periodo, el coche puede cambiarse por uno nuevo o comprarse. En caso de compra, el pago final «global» suele ser una suma importante, lo que quizá explique por qué sólo alrededor del 20% de los clientes deciden quedarse con el coche. El regulador examinará las técnicas de venta de PCP y puede encontrar algunos problemas, entre otras cosas porque el personal de ventas suele tener objetivos que alcanzar en los acuerdos de financiación, además de en las ventas de coches. Además, los clientes suelen estar mucho más preocupados por la cifra del pago mensual que por las comparaciones, las condiciones y lo que ocurrirá dentro de tres años. A raíz de su informe, es posible que el regulador quiera ver un mejor cuestionamiento y procedimientos más estrictos, es decir, similares a los de una hipoteca, antes de que se pueda acordar la financiación de un coche. También podrían insistir en una mejor educación del consumidor sobre el funcionamiento del PCP. Por ejemplo, puede que haya que explicar mejor las penalizaciones por superar los límites de kilometraje acordados y por devolver el coche en mal estado. Otras restricciones pueden incluir la revisión en un concesionario acordado, y estos pueden ser más caros que los talleres locales. Los abogados de los demandantes ya están empezando a hacer sus propias investigaciones en este ámbito y, a medida que se agotan las demandas por PPI, los PCP se ven como una nueva vía potencialmente lucrativa. El regulador también ha intervenido y ya están sonando las alarmas…