Cuando se trata de gestionar tu salud, es aconsejable ser proactivo y someterse a pruebas rutinarias, vacunas y exámenes físicos para ocuparse de los problemas antes de que se conviertan en problemas de salud mayores en el futuro. Lo mismo ocurre con el riesgo: ignorar las señales de advertencia de un evento de riesgo es un hábito poco saludable que puede tener implicaciones duraderas para la empresa. Aparte de la seguridad de los pacientes y el agotamiento del personal, las violaciones de datos son uno de los mayores riesgos de la sanidad actual. El último Informe de Respuesta a Incidentes de Seguridad de Datos de BakerHostetler sugiere que la sanidad encabeza todos los sectores afectados por filtraciones de datos (el 25% de todas las filtraciones se producen en el sector). Los hospitales, las compañías de seguros, las clínicas y otros participantes del sector albergan historiales de pacientes que son minas de oro para los piratas informáticos, ya que contienen toda la información que un delincuente necesitaría para robar la identidad de alguien. Esto convierte a las instituciones sanitarias en un objetivo primordial para los planes de ciberseguridad. Si la seguridad de la información se ve comprometida, la reputación de la marca y la atención a los pacientes podrían verse en peligro, y las empresas podrían ser consideradas responsables de los daños, además de enfrentarse a pérdidas económicas.

El impacto potencial de un evento de riesgo de ciberseguridad

Con los recientes intentos de spear-fishing, situaciones de ransomware y otros esquemas de ciberseguridad cada vez más frecuentes y sofisticados, no es de extrañar que el número de registros sanitarios violados haya pasado de 4,7 millones a 11,5 millones en los últimos dos años. Aunque el número de casos de violación de datos puede estar disminuyendo (en 2018 alcanzó el nivel más bajo de los últimos tres años, con 290 casos), basta una situación para cosechar repercusiones negativas. Si miles de registros se ven afectados durante un incidente, el impacto del riesgo sigue siendo demasiado grande para ignorarlo. Una violación de datos podría dejar a los hospitales con decenas de miles de dólares en multas de la HIPAA por paciente afectado. De hecho, el coste total de las violaciones ascendió a 4.700 millones de dólares en 2018, frente a los 1.800 millones del año anterior. Es hora de que el sector sanitario siga su propio consejo en lo que respecta a la gestión de riesgos. Al igual que un estilo de vida saludable puede limitar el riesgo de enfermedad en etapas posteriores de la vida, un enfoque adecuado de la gestión de riesgos -que controle periódicamente las principales vulnerabilidades y tenga un plan para hacer frente a cada posible evento de riesgo- puede reducir las posibilidades de que se produzcan filtraciones de datos y otros riesgos en el futuro.

La tecnología de gestión de riesgos como antídoto

La visibilidad de toda la empresa que permite la tecnología de gestión integrada de riesgos (IRM) protege los valiosos datos de los pacientes al dotar a los gestores de riesgos de la capacidad de identificar y rastrear todos los riesgos de la organización, incluidas las amenazas a la ciberseguridad. A través de esta visión holística del riesgo organizativo, los gestores de riesgos pueden comprender cómo se relaciona cada vulnerabilidad entre sí, y cuál sería el impacto potencial y colectivo en la organización si se produjera un suceso. A partir de ahí, se puede poner en marcha el mejor plan para mitigar el riesgo y evitar que se produzca, o limitar el impacto en caso de que se produzca. Una de las mayores ventajas del IRM es la gobernanza. Las organizaciones necesitan un plan sobre cómo se abordará y gestionará cada riesgo. Los registros de riesgos, los procesos de mitigación y los procedimientos forman parte de una plataforma de IRM y pueden ayudar a una empresa a identificar cuál debe ser la respuesta y el procedimiento adecuados si se produce un suceso de ciberseguridad. Los cortafuegos, las actualizaciones rutinarias de software, la protección antivirus, etc., son excelentes elementos tácticos de seguridad para implantar y fortificar las defensas en primera línea, pero una gestión de riesgos de ciberseguridad realmente eficaz va un paso más allá, no sólo para limitar la exposición, sino también para asegurarse de que todo el mundo está preparado para gestionar las repercusiones generalizadas de un suceso en caso de que falle un mecanismo de seguridad. La gestión de riesgos va más allá de la mera prevención. También consiste en gestionar eficazmente los riesgos que se produzcan. Ya se trate de ciberseguridad, atención al paciente, seguridad de los empleados u otra cuestión crítica, comprender la composición del riesgo de la organización, planificar cómo gestionar las amenazas mucho antes de que se produzca una situación, y disponer de normas y procesos para reducir el impacto del riesgo, son pasos que deben formar parte de la estrategia de riesgo de toda organización. Obtén más información sobre los principales problemas y riesgos del sector sanitario en la actualidad en nuestro informe con Patient Safety & Quality Healthcare, Perspectivas anuales del sector de la seguridad y la calidad del paciente 2019.

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