La RESILIENCIA OPERATIVA se refiere a la capacidad de una organización para seguir proporcionando productos o servicios mientras hace frente a perturbaciones internas o externas inesperadas. Este ámbito de la gestión de riesgos y la respuesta ante catástrofes también implica anticiparse a tales acontecimientos y prevenirlos o crear un plan de respuesta eficaz. Diferentes factores pueden afectar a la resiliencia operativa. Además de un sólido plan de gestión de riesgos, una organización necesita flexibilidad financiera y recursos operativos para adaptarse a nuevos entornos, resistir los desafíos y recuperarse rápidamente de los contratiempos. He aquí un análisis más detallado de la importancia de la resiliencia operativa y las consideraciones necesarias para poner en marcha un plan que permita continuar las operaciones cuando se enfrentan a dificultades y contratiempos.

¿Por qué es importante la resistencia operativa?

Las empresas se enfrentan a diversos riesgos, como ciberataques, emergencias sanitarias como la COVID-19, catástrofes naturales, interrupciones de la cadena de suministro y problemas del sistema financiero. Aunque es posible que no se produzcan todos estos problemas específicos, las empresas acabarán teniendo que enfrentarse a una o varias de estas crisis en algún momento. Como forma de responder a estas crisis, las empresas deben elaborar un plan de resiliencia operativa. Garantiza que las empresas estén preparadas y sean capaces de responder a cualquier perturbación o amenaza que pueda surgir. Como mínimo, un plan esboza los pasos proactivos que la empresa puede dar para recuperarse. Una respuesta a la crisis bien planificada puede hacer algo más que agilizar el esfuerzo de recuperación. He aquí algunas ventajas adicionales que puedes esperar con un plan de resiliencia operativa.

  • Una empresa puede mantener algunas o todas sus operaciones mientras se ocupa de los problemas.
  • Los ingresos pueden seguir fluyendo, permitiendo a la empresa cubrir las nóminas y los costes operativos.
  • La capacidad de seguir funcionando durante las crisis puede ayudar a la reputación de la empresa y a ganarse la confianza de los clientes.
  • En algunos sectores, como el bancario, las empresas necesitan un plan de resistencia operativa para CUMPLIR LAS NORMAS DE GESTIÓN DE RIESGOS Y DE PLANIFICACIÓN DE LA CONTINUIDAD OPERATIVA.

Sin un plan en marcha, una empresa se arriesga a un cierre total cuando se enfrenta a una catástrofe.

¿Cómo funciona un Plan de Resiliencia Operativa?

Como ya se ha dicho, un plan de resistencia operativa detalla los procesos y procedimientos para responder a las interrupciones y esboza los pasos que pueden dar las empresas para mitigar los riesgos antes de que se produzca una crisis. Estos planes suelen abarcar distintos aspectos de las operaciones de una empresa. Examina los procesos, la tecnología y los sistemas de información, los empleados, los productos o servicios, las cadenas de suministro y los terceros necesarios para las operaciones empresariales. El plan cubre cómo puede seguir funcionando cada uno de estos componentes durante una crisis y cómo deben ajustarse los demás elementos en caso de que alguno quede inoperativo. Otros aspectos del plan incluyen protocolos de comunicación y toma de decisiones, que entrarán en vigor automáticamente. Estos aspectos del plan forman parte de un marco que traza los esfuerzos de respuesta y recuperación. En otras palabras, un plan de resiliencia operativa mejora la eficacia, ya que la empresa no necesita perder tiempo reescribiendo el marco de las operaciones empresariales como respuesta.

Cómo aumentar la resistencia operativa

Aunque las organizaciones pueden construir sus planes de resiliencia operativa de forma diferente, hay algunos pasos comunes que toda empresa puede utilizar independientemente de su sector o tamaño. El primer paso es definir las funciones críticas de la empresa. Normalmente se centran en actividades que generan ingresos, como la fabricación de un producto o la prestación de un servicio. El plan posterior se centrará en mantener estas actividades en marcha durante los esfuerzos de respuesta y recuperación.

Evaluar los posibles puntos débiles

Si la organización evalúa posibles puntos débiles, la operación debe incluir un plan para reforzar estas áreas o mitigar de otro modo los riesgos que plantean. Éstas pueden incluir vulnerabilidades tanto internas como externas. Por ejemplo, una empresa de fabricación puede ser vulnerable si los empleados no pueden ir a trabajar y los proveedores no pueden transportar las materias primas a la fábrica. También es esencial evaluar el propio plan de resiliencia operativa para detectar puntos débiles. Los errores y los cálculos erróneos pueden restar eficacia a la respuesta de la operación. He aquí algunas áreas problemáticas habituales de los planes de preparación ante catástrofes.

  • Falta de protocolos de comunicación claros,
  • Riesgos incorrectamente identificados,
  • Mala planificación de la respuesta a incidentes,
  • Formación inadecuada del personal,
  • Procedimientos deficientes de copia de seguridad y recuperación de datos,
  • Falta de una evaluación de riesgos exhaustiva,
  • Medidas de seguridad débiles,
  • Planes que no tienen en cuenta variables externas como proveedores y terceros proveedores de servicios.

La empresa también debe evaluar continuamente los riesgos porque pueden cambiar a medida que la empresa altera sus operaciones o hace planes de mitigación en otras áreas.

Crear una visión holística

Un enfoque holístico de la resistencia operativa implica tener en cuenta tanto los factores internos como los externos. El marco de respuesta debe tener en cuenta los vínculos entre los distintos aspectos de la empresa. Por ejemplo, una empresa necesita un plan de contingencia si terceros proveedores o contratistas no pueden cumplir sus obligaciones durante una catástrofe. Este paso detalla cómo los distintos aspectos de la empresa se afectan mutuamente. También muestra cómo la respuesta en un área podría afectar positiva o negativamente a los esfuerzos en otra. Un enfoque holístico tiene en cuenta los procesos primarios, los empleados, la dirección y los proveedores. También examina los activos, los sistemas actuales de gestión de riesgos operativos, los planes de continuidad de la actividad y las funciones administrativas. Con una visión global, una empresa puede definir los riesgos y amenazas potenciales relacionados con la interdependencia entre los distintos aspectos de su funcionamiento.

Diseña un Plan Integral de Evaluación de Riesgos

A continuación, diseña un plan integral de gestión y control de riesgos. La evaluación de riesgos implica identificar, evaluar y gestionar los riesgos asociados a una actividad o proceso concretos. Sin embargo, la identificación es sólo la primera parte del proceso. También debes evaluar la gravedad del riesgo y medir su impacto en las operaciones críticas. La evaluación es esencial porque garantiza que el plan de resiliencia operativa abordará realmente los mayores riesgos. Te ayudará a evitar una situación en la que problemas imprevistos obstaculicen los esfuerzos de respuesta y recuperación. Una evaluación hace algo más que definir los riesgos. También detalla las estrategias de mitigación. Además de un marco para la respuesta, incluye los recursos, activos y capacidades necesarios para llevar a cabo el plan. Por último, la evaluación de riesgos debe definir métodos para supervisar y evaluar la respuesta y establecer puntos de referencia para la vuelta a la normalidad.

Realiza pruebas de resistencia

Una empresa puede realizar pruebas de resistencia antes de que se produzca una emergencia. Este proceso implica simular diversos escenarios del mundo real. La empresa puede probar posibles ciberamenazas, amenazas físicas, catástrofes u otras interrupciones probables. Puedes realizar un análisis de riesgos para decidir qué amenazas considerar durante la fase de prueba. Simulando los distintos escenarios, las empresas pueden identificar errores en su plan y corregirlos sin consecuencias reales.