El coste total del riesgo, o TCOR, sigue sin ser una métrica muy utilizada en el campo de la gestión de riesgos. Me pregunto por qué. Quizá porque es difícil de derivar y comprender plenamente, y quizá no se considera una medida justa del riesgo para una organización. Quizá un poco de ambas cosas. Parece que lo que a menudo vemos presentado como TCOR es en realidad el coste del riesgo ASEGURADO, por lo que quizá el término adecuado debería ser coste total del riesgo asegurado (TCOIR). Lo que se suele presentar como TCOR incluye el gasto en primas, el coste del riesgo retenido, los gastos de tramitación de siniestros y corretaje, los honorarios actuariales y similares. Pero esto es sólo la punta del iceberg. Desde un punto de vista práctico, el verdadero coste total del riesgo debe incluir el coste de los honorarios legales y las indemnizaciones, incluso para los siniestros litigiosos no asegurados. Y ya que estamos, todas tus actividades de revisión y cumplimiento de contratos también son gastos de riesgo. Y ya que estamos, probablemente debamos tener en cuenta el coste de los programas y proyectos tradicionales de seguridad y salud en el trabajo y gestión medioambiental, así como los gastos generales y administrativos de los departamentos de Gestión de Riesgos, Seguridad, Jurídico, Contratos/Cumplimiento y Asuntos Medioambientales. ¿Y los gastos del departamento de Auditoría Interna y las actividades del Director de Seguridad de la Información? Cuando te paras y tratas de abarcar toda la actividad que se desarrolla dentro de una empresa y que está vinculada a la identificación, medición y control del riesgo, nuestra definición tradicional de TCOR no se sostiene muy bien. Es mucho más sencillo captar e informar sobre los costes asociados al programa tradicional de transferencia de riesgos y luego utilizarlo como referencia interna a lo largo del tiempo, equilibrándolo con algunas métricas empresariales significativas, como los ingresos, el número de empleados u otras medidas utilizadas habitualmente en tu empresa. Sustituir el TCOR por el TCOIR es más fácil de digerir para la mayoría de las organizaciones, no sólo porque su alcance es más limitado, sino también porque no requiere una comprensión totalmente nueva de la definición de «riesgo», que la mayoría de las organizaciones no están dispuestas a adoptar. Lo llames como lo llames, TCOR o TCOIR, es importante definir cuidadosa y completamente qué es la cifra y de qué se compone. Escríbelo. Habla de ello. Haz que el término tenga sentido en toda la organización. Cada empresa y cada programa de seguros son diferentes, así que esfuérzate en definir claramente lo que quieres decir cuando utilices el término en tu empresa, independientemente de que lo llames TCOR, TCOIR u otra cosa. Algunos de los componentes de TCOIR podrían ser:

  • Gastos de transferencia de riesgos (primas de seguro) para bienes y accidentes, líneas especiales, primas de prestaciones a empleados, etc.
  • Honorarios de corredores y asesores de prestaciones
  • TPA u otros gastos de gestión de siniestros
  • Gastos actuariales
  • Gastos del Sistema RMIS (directos e indirectos)
  • Gastos generales y administrativos del departamento de Gestión de Riesgos
  • Pérdidas retenidas (incluida la revalorización actuarial cada año)
  • Honorarios de consultores de gestión de riesgos
  • Comisiones anticipadas
  • Honorarios y gastos de gestión/contabilidad/legales de la cautiva
  • Crédito para:
    • Comisiones de reaseguro
    • Devolución de comisiones de beneficios
    • Reembolso o devolución de primas en programas heredados
    • Devoluciones por auditoría de primas